Para abrir su restaurante, el chef y dueño Lucho Martínez se inspiró en la historia que un día le contó su hija Emilia, quien le confesó que lo que más le gustaba hacer en París era comer con él en los bistrós. De ahí surgió la idea de recrear esa sensación en Ciudad de México, y Martínez es precisamente eso: un pequeño restaurante con buena comida y buen vino y un ambiente joven y animado. Instálate en la barra y podrás echar un vistazo a la cocina. La breve carta se compone de apetitosos platillos con guiños a la cocina mexicana, francesa e incluso japonesa. El pollo a la parrilla es perfecto como principal, mientras que la tarta de chocolate con helado de vainilla será un digno final.