No vengas a esta taquería inaugurada en 1965 con la intención de sentarte: sencillamente, no hay sillas, sólo unas estanterías metálicas que hacen de mesas. Su especialidad son las carnes a la brasa, y todo está preparado al momento. El bistec, en su justo punto, tiene el sutil toque ahumado que le confiere la parrilla, aunque la gloriosa costilla nada tiene que envidiarle. Los tacos al pastor también son un acierto seguro.